INFLUENCIA DE LA MUJER EN LA REGENERACIÓN SOCIAL

INFLUENCIA DE LA MUJER EN LA REGENERACIÓN SOCIAL

Estudio crítico por D. Antonio Pareja Serrada, 1880.


A MI MADRE

Madre querida de mi alma: El soplo glacial de la muerte ha pasado sobre ti, arrebatándote a mi amor.

Te debo mi primer aliento, y es muy justo que te consagre mi primera obra: ¿qué nombre más augusto
que el tuyo habría de proteger su primera página?

En ella, pues, le inscribo, como un testimonio del amor que siempre te conservará el corazón de tu Antonio.

CONTINUARÁ...

CAPÍTULO PRIMERO

Misión de la mujer - Su definición - Sus sentimientos - Su intervención en la reforma de nuestras costumbres - Necesidad de su educación


Las diversas revoluciones que han conmovido los cimientos sociales, las múltiples y variadas formas empleadas por la civilización para traer a su seno al género humano, transformando la manera de ser de la mujer y perfeccionando al infinito sus condiciones, tienden a colocarla en la situación más brillante, en el estado más noble, en el lugar más propio y adecuado a la gran misión para que fue creada.

Encargada por el Ser Supremo de endulzar los días del hombre; investida de las más delicadas dotes para servir de freno a las pasiones del sexo fuerte; adornada de una gran sublimidad de sentimientos, ha conseguido en aras de su perseverancia, unas veces con su sonrisa, otras con sus lágrimas, labrarse el trono augusto en que hoy la vemos colocada, y darse a conocer como la complementaria del hombre, como su necesidad más urgente, como su perfectibilidad física y moral.

La mujer es, pues, al hombre, lo que la tierra a la planta, lo que los glóbulos a la sangre: sin ella no sería el rey de la creación, sino el ser zoológico más fuerte, el dueño del universo por la astucia y la audacia ayudadas de la inteligencia, destello de la Divinidad encarnado en su ser.

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El desarrollo intelectual del hombre, excesivo en comparación al de la mujer, le pone en condiciones para dedicarse al cálculo, a la idea matemática de las cosas: la potencia de sus pasiones es causa de que, al sentar los principios de ese cálculo, les dé por base la falsa apreciación de su orgullo, y no muchas veces el razonamiento frío y comparado que revela la idea de lo bueno y de lo justo.

El sentimiento cede su puesto a la sensación, y la idea de lo bello, de lo agradable, de la bondad o malicia del acto, está para él, por efecto de esas pasiones, en el mayor o menor provecho, en el resultado más o menos práctico que toca; en una palabra, prescinde de ciertos móviles generosos, desoye los más bellos sentimientos de su alma, la amortigua, y es vencida por la materia.

A la penetración de su Creador no podía ocultarse este verdad inconcusa, y por tanto hubo de poner a su lado un regulador que contrabalancease este desnivel, este apasionado acceso a la sensación, y despertase en su alma, esclava del cuerpo, esos dulcísimos sentimientos que hacen al cuerpo esclavo del alma. La creación de la mujer respondió a este fin.

Muchas definiciones se han dado de la mujer, filosóficas unas, poéticas otras, absurdas las más, pero que ninguna completa la idea que su misión representa. Si nos atreviéramos a intentar una más, diríamos que la mujer es "la personificación de todos los sentimientos dignos y delicados del alma."

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Débil por naturaleza, impresionable por temperamento,
susceptible del más puro y entusiasta cariño, viviendo de él,
porque, como ha dicho una célebre escritora, "el amor es la
historia entera de la mujer", no puede tener cabida en su alma
esa inmoderada ambición que por desgracia abunda en el sexo
fuerte. Tiene pasiones, ¿quién lo duda? Es en ellas vehementísima;
pero al lado de esas pasiones, al par de esos desvanecimientos febriles
de su alma, se alzan poderosísimos lenitivos, eficaces antídotos
en su delicadeza de sentimientos, cual tras la fragosa tempestad que
embarga el ánimo y entorpece la respiración, queda la atmósfera
ozonada y el pulmón ejerce sus funciones con más libertad
que antes de la tormenta.

CONTINUARÁ...

El hombre abandonado a sí propio, había de dejar que su cerebro dominase en su corazón, y en la exaltación febril de aquél, no encontrarían sus instintos otro freno que la completa satisfacción de su voluntad. La exquisita sensibilidad de la mujer, el pasmoso desarrollo de sus facultades anímicas, su exceso de espíritu, si la frase es permitida, es el único valladar que puede detener el libre curso de las pasiones del hombre; y más de una vez las ha cambiado de tal manera, que al satánico arrebato de la ira, ha sustituido la sonrisa de la bondad. El hombre es la exageración de las pasiones, la mujer el complemento de la dulzura; el hombre es de vigorosa constitución, predomina en él su temperamento y le vence; la mujer es débil en su conformación, fuerte en sus sentimientos, y, como es lógico suponer, éstos dominan a aquélla.

El sentimiento del perdón, la generosidad, la dulzura, la paciencia, la caridad, rebosan en su corazón, y podemos asegurar, a despecho de pesimistas, que probablemente no creen lo que dicen, que estas virtudes forman su vida, su todo: suponer sin ellas a la mujer, valdría tanto como negar que la gota de rocío vivifica y refresca a la gallarda rosa.

La mujer es toda alma, y el alma es la síntesis de todo lo bueno, de todo lo noble. No puede vivir para ella sola; su alegría es de todos, para todos su dulzura, para todos su bondad.

Solo en una cosa es egoísta, en su dolor; solo de un bien es avara, del cariño. Respetad el primero o tomad parte en él; dadle ese cariño que ambiciona, y habréis vencido.

CONTINUARÁ...

Dicen algunos con Shakespeare: "La mujer es un manjar celestial cuando no le guisa el demonio." Estamos conformes, si se nos permite salvar la fe de erratas sustituyendo el verbo guisar por el de corromper y el sustantivo demonio por el de hombre: así estamos de acuerdo con la definición del célebre escritor en toda su latitud. Esto no obstante, ese manjar celestial condimentado o sin condimentar por el demonio, ha sabido poner el pie en la cerviz del hombre; y cuando lo ha conseguido, a despecho de las costumbres, y aun de las leyes, no mira a su vencido con el desdén del vencedor, sino que le tiende una mano generosa y le acaricia con la más complaciente de sus sonrisas; prueba evidente de que el manjar tiene más de celestial que lo que Shakespeare quiere suponerle.

No podemos comprender el porqué de esa guerra sistemática que se hace a la mujer, ni las poderosísimas razones que algunos hombres puedan tener para entregar este nombre a la pública execración. Esos hombres han tenido madre, quizás tuvieron hermanas, y de comprenderlas en su anatema, solo pueden deducirse dos cosas: o que éstas no fueron buenas (lo cual no debemos suponer), o que su ingratitud es tal, que no titubean en arrastrar su reputación por el lodo, lo cual es aún mucho peor. Si no sienten lo que dicen, se ven en la triste necesidad de ahogar la voz de su conciencia, arrastrados por su loco egoismo; y si lo sienten cual lo predican, dan inequívocas muestras de no haber gustado la vida del alma en los brazos de una madre, en el cariño de una hermana, o en el dulce éxtasis de la mujer amada.

CONTINUARÁ...

Javier a écrit:

gabrielle a écrit:L'auteur me semble bien loin de la réalité, il exalte la femme, comme si cette dernière avait de soi ses qualités, or, depuis le péché originel, la femme est loin de ce portrait de l'auteur, disons, que sans la grâce ou des qualités naturelles données par Dieu, la femme est vaniteuse, sournoise, curieuse et s'attache facilement à des babioles, elle aime se faire remarquer et à grand prix elle le fera, maquillage, coiffure, vêtements provocateur, rien ne l'arrête.

L'auteur semble établir les bases de la révolution féministe si exécrable qui va conduire les femmes à massacrer leur propre enfant par IVG sous l'odieux prétexte que leur corps leur appartient et que seule est peuvent en dispenser

L'auteur( que je connais pas) ne se réfère jamais à Dieu, la grâce et l'Église, il sent l'arnaqueur à 100 km à la ronde

Pour avoir l'heure juste suivez ce lien

https://messe.forumactif.org/t8576-claudia-procula-qui-est-elle#150345

Totalmente de acuerdo, mi querida Gabrielle.

Me he dejado engañar por el título de esta obra, confieso que yo pensaba que el autor iba a estar instruido e inspirado por el Espíritu Santo, pero lamentablemente no es así. Su libro es un trabajo farragoso y preñado de un sentimentalismo mundano y completamente alejado de las máximas cristianas.

Lamento profundamente este error al haber comenzado a publicar esta obra, la cual no ha sido inspirada por la Divina Gracia ni por el Espíritu Santo, así que no merece seguir siendo publicada en nuestro santo foro.

Ruego a nuestro amable administrador Louis que la elimine definitivamente, o bien quede constancia de estos comentarios para que nadie más siga leyendo este dossier.

Muchas gracias por el enlace suministrado, Gabrielle. En efecto, ése sí es un fiel retrato del noble e importante papel de la mujer asignado por Dios en la obra de la salvación.

Bien à vous !

Traduction de Monique :

Je suis tout à fait d'accord, ma chère Gabrielle.

J'ai été trompé par le titre de cette œuvre, j'avoue que je pensais que l'auteur serait instruit et inspiré par l'Esprit Saint, mais malheureusement il n'en est rien. Son livre est un travail laborieux et empreint d'une sentimentalité mondaine et complètement éloigné des maximes chrétiennes.

Je regrette profondément cette erreur d'avoir commencé à publier cette œuvre, qui n'a pas été inspirée par la grâce divine ni par l'Esprit Saint, et qui ne mérite donc pas de continuer à être publiée dans notre saint forum.

Je demande à notre aimable administrateur Louis de le supprimer définitivement, ou de garder une trace de ces commentaires pour que personne d'autre ne lise ce dossier.

Merci beaucoup pour le lien fourni, Gabrielle. En effet, c'est un portrait fidèle du rôle noble et important de la femme assignée par Dieu dans l'œuvre du salut.

Bien à vous !