INSTRUCCION A LOS NOVIOS, por el Padre François Egregyi

INSTRUCCION A LOS NOVIOS, por el Padre François Egregyi


Introducción

Un antiguo proverbio dice esto: Cuando viajes reza una vez, antes de abordar un barco reza dos veces, si vas a la guerra reza tres veces...pero antes de casarte reza cien veces.

Comenzaremos entonces esta instrucción con una oración...

Ustedes conocen este otro proverbio popular: Tal cual se hace la cama, tal cual se acuesta. Esto vale también para la cama conyugal, o sea para el matrimonio. Es decir que hay que prepararse seriamente. La cooperación eficaz de Dios al trabajo del agricultor por los elementos que El ordena, son las cosechas benditas. Los matrimonios benditos son los que las almas y los corazones de los esposos estén largamente preparados por la virtud, la formación del carácter, por el conocimiento del matrimonio, de sus derechos y de sus deberes.

Durante años el futuro sacerdote estudia y se prepara para su sacerdocio...lo que lo hace lugarteniente de Cristo. ¡Con qué cuidado deberían prepararse también los futuros esposos, para ser colaboradores de Dios y guardianes de almas inmortales! Si de un matrimonio bendito de Dios pueden resultar santos, bienhechores de la humanidad, de un matrimonio mal llevado, mal preparado, se corre el riesgo que nazcan hombres que hagan el infortunio del mundo, criminales o condenados.

No se cual fue su preparación a este acto, con consecuencias tan importantes, como es el matrimonio. Para llenar, si es necesario, ciertos vacíos, a fin de que ustedes tengan un matrimonio válido y feliz, les voy a dar algunas aclaraciones inspiradas, sobre todo, por una larga experiencia de la Iglesia, para que puedan enfrentar, con conocimiento de causa, sus nuevas y graves responsabilidades.


A CONTINUACIÓN... El matrimonio como sacramento

1. El matrimonio como sacramento


1.1. ¿Qué es el matrimonio?

Ante todo un contrato por el cual el hombre y la mujer se dan mutuamente un derecho exclusivo sobre sus cuerpos, con el fin de procrear niños, criarlos, educarlos. Este contrato consiste en la donación y aceptación de los derechos y deberes de esposos y padres.


1.2. ¿Quien instituyó el matrimonio?

La Biblia relata como Dios unió a Adán y Eva y les dio la orden de continuar la creación humana, por El comenzada. En vista de esta unión íntima y perfecta, Dios creó los cuerpos del hombre y de la mujer, distintos y complementarios. Instituido por Dios, el matrimonio está de hecho sometido a la Ley divina y no a los caprichos y pasiones de los hombres.


1.3. ¿Quien hizo un sacramento del matrimonio?

Sólo el Hijo de Dios podía hacer de ese contrato un sacramento, es decir, un signo sagrado, fuente de gracias y de poderes divinos, medio de santificación para los esposos y los hijos.

San Pablo afirma que el matrimonio es un gran sacramento, porqué es la figura de la unión de Cristo con su Iglesia. Es el sacramento de la procreación de los hombres para los hombres, como el orden es el de la redención de las almas para la Iglesia unida a Cristo.


1.4. El matrimonio es un verdadero sacramento porque, instituido por Cristo, capaz de aumentar la gracia santificante y de comunicar gracias de estado, posee el signo sensible y necesario para todo sacramento. Este signo sensible esta compuesto de materia, que es la transmisión mutua y manifiesta de los derechos y los deberes, y de la forma, que consiste en la aceptación de estos derechos.

Los ministros del matrimonio son los propios cónyuges, el sacerdote es solamente el testigo (notario) exigido por la Iglesia para asegurar la validez del contrato sagrado y aceptar las promesas solemnes de los esposos.


A CONTINUACIÓN... Los fines del matrimonio cristiano

2. Los fines del matrimonio cristiano


2.1. ¿Cuales son los fines esenciales primarios?

Dios, autor del matrimonio, dio al matrimonio dos fines esenciales: [1] perpetuar la raza humana por la familia: Crezcan y multiplíquense... [2] asegurar el apoyo o sostén de los esposos para la familia: Hagámosle ayuda semejante a él.


2.2. ¿Cuales son los fines esenciales secundarios?

A consecuencia del pecado original otros fines aparecieron como esenciales también. Son: [1] apaciguamiento de la concupiscencia. Para evitar la impudicia, que cada varón tenga su mujer y cada mujer su varón. [2] El amor recíproco de los corazones y los cuerpos es mantenido por la unión de las almas. [3] La consiguiente educación cristiana de los infantes, su preparación a la vida. [4] El perfeccionamiento, la santificación de los esposos, uno para otro por la adquisición de las virtudes exigidas por Cristo, para sus verdaderos discípulos.


A CONTINUACIÓN... Las leyes del matrimonio

3. Las leyes del matrimonio


3.1. ¿Cuales son las leyes que vigen el matrimonio?

Dios dio dos leyes esenciales, dos cualidades fundamentales al contrato matrimonial: la unidad y la indisolubilidad.


3.2. La unidad.

Es la unión de un solo hombre con una sola mujer, casados válidamente. Serán dos en una sola carne. Esta unidad es necesaria para asegurar la paz, el futuro de los esposos y la educación de los hijos. Ella excluye la poligamia, el amor libre y el adulterio tan publicitados por los medios de comunicación ateos.


3.3. La indisolubilidad, que consiste en que el contrato, el vínculo, no se puede disolver por nadie, sino por la muerte. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido, dijo Jesús. Esta ley asegura al matrimonio su estabilidad, su prosperidad, la dignidad de la mujer y la educación de los hijos.


3.4. La Iglesia no admite el divorcio. ¿Por qué?

Es por la voluntad evidente de Dios, pero también por las consecuencias desastrosas del divorcio. ¡No es verdad que uno puede comprar divorcios por dinero!

Por razones graves la Iglesia admite la separación de cuerpos y de bienes, momentánea o perpetua, pero nunca autoriza un nuevo matrimonio. Los que después de un divorcio se casan civilmente se excluyen ellos mismos de los sacramentos de la Iglesia y no pueden de hecho recibirlos, ni una sepultura como la Iglesia da a sus feligreses difuntos.


A CONTINUACIÓN... La legislación del matrimonio cristiano

4. La legislación del matrimonio cristiano


Cristo, haciendo del matrimonio un sacramento, dejó a la Iglesia el poder de regir, en conformidad con la ley de Dios, lo que concierne a los sacramentos.

Así como el Estado puede fijar las condiciones de validez de los contratos civiles, la Iglesia tiene el derecho de fijar las condiciones a llenar para asegurar al matrimonio su validez, su dignidad y su santidad.

¿Cuales son las condiciones exigidas para la validez del matrimonio?

Para que el matrimonio exista realmente es necesario:

[4.1.] que los esposos se entreguen mutuamente un consentimiento libre,

[4.2.] que ningún impedimento haga nulo el matrimonio,

[4.3.] que sea celebrado según las leyes y ritos de la Iglesia.


A CONTINUACIÓN... El consentimiento

4.1. El consentimiento


4.1.1. En que consiste: es un acto de la voluntad por el cual los esposos se dan y aceptan el derecho a los actos que son de naturaleza para la propagación de la vida. A estos derechos conyugales corresponden los deberes conyugales...Este consentimiento es significado y manifestado por el sí pronunciado por los novios al pie del altar.


4.1.2. ¿Es necesario?

Sí, absolutamente. Si falta este consentimiento ningún poder humano puede suplirlo, porque es la condición esencial de la validez del contrato. Luego no hay sacramento válido si uno u otro no pueden dar un consentimiento verdadero.


4.1.3. ¿Como debe ser?

Este consentimiento siendo la señal del sacramento
[1] debe manifestarse por una palabra, una señal o una firma.
[2] debe ser libre de toda presión o violencia externa, capaz de suprimir el uso pleno de la razón (amenazas, drogas, etc.)
[3] debe ser mutuo, dado por ambos contrayentes en total conocimiento de lo que es el matrimonio, en su esencia, sus deberes y sus derechos.


4.1.4. ¿Cuales son los defectos?

El consentimiento y el matrimonio son inválidos:

[1] si los novios ignoran que el matrimonio es una unión permanente y que el fin es la propagación de la vida,
[2] si uno u otro no quiere otorgar o aceptar el derecho a los actos a la generación,
[3] si uno no quiere recibir el sacramento,
[4] si uno cree poder divorciarse,
[5] si uno u otro está forzado a aceptar el matrimonio por una violencia o amenaza externa,
[6] si uno no quiere aceptar las obligaciones esenciales del matrimonio resultantes de la unidad o la indisolubilidad (el fin primero).


4.1.5. ¿Se puede condicionar el contrato?

Uno sabe que una condición opuesta a la esencia del matrimonio lo convertiría en inválido.
Si no hubiese motivos gravísimos, no está permitido poner condiciones al consentimiento.


A CONTINUACIÓN... Los impedimentos del matrimonio

4.2. Los impedimentos del matrimonio


4.2.1. ¿Que es un impedimento?

Es un obstáculo que afecta a los novios y los prohíbe el matrimonio, en tanto ese obstáculo no desaparezca.


4.2.2. ¿Quien los estableció?

[1] Dios estableció impedimentos llamados de derecho divino, los cuales nadie puede dispensar.
[2] La Iglesia también estableció impedimentos llamados de derecho eclesiástico y de los cuales puede dispensar.


4.2.3. ¿Cuales son estos impedimentos?

Tres impedimentos, sin invalidar el matrimonio, lo prohíben bajo pena de pecado grave. Son:

[1] El voto simple de castidad, de celibato, de estado religioso o de sacerdocio.
[2] La adopción o parentesco legal.
[3] El matrimonio mixto, a causa del gran peligro de apostasía para el católico y los hijos. La Iglesia exige garantías escritas.


Doce impedimentos dirimentes invalidan el matrimonio:

[1] La edad. Dieciséis años cumplidos para los varones y catorce años para las mujeres (Código civil: 20 y 18 años).
[2] La impotencia: la imposibilidad incurable, existiendo antes del matrimonio, de cumplir normalmente el acto conyugal. No confundir con la esterilidad que no es un impedimento.
[3] El vínculo de un matrimonio valido ya existente. Solamente la muerte desliga.
[4] El orden sagrado desde el subdiaconado.
[5] El voto solemne en una orden religiosa.
[6] La disparidad de culto (con un no bautizado).
[7] El rapto (en los matrimonios que se hicieron obligatorios, el temor interno no es un impedimento).
[8] El crimen. Adulterio con promesa de casarse desde que uno está libre. El caso se complica cuando hay crimen o sea asesinato. Este caso existe también para los divorciados vueltos a casarse civilmente cuando quieren regularizar su situación a la muerte del cónyuge legítimo.
[9] La consanguinidad o parentesco de la misma sangre prohíbe el matrimonio en todos los grados de la línea directa. En la línea colateral hasta el tercer grado incluido. Los primos hermanos son del segundo grado.
[10] La afinidad que proviene de una alianza. Ella prohíbe el matrimonio en todos los grados de la línea directa y, en la línea colateral, hasta el segundo grado incluido. Así un viudo no puede casarse con la hermana, la tía, la sobrina o la prima hermana de su primera esposa.
[11] La honestidad pública. Una persona que vivió en concubinato no puede casarse con el padre, la madre, los hijos o los nietos de su concubino/a. Es así también para uno que ha contraído un matrimonio puramente civil.
[12] El parentesco espiritual prohíbe el matrimonio entre bautizante, bautizado, padrino y ahijada, madrina y ahijado.


4.2.4. ¿Como evitar matrimonios inválidos?

Hay que instruirse claramente sobre las condiciones esenciales del contrato y del consentimiento...Además hay que buscar sinceramente si hay impedimentos (¡el examen prenupcial!). Hay en fin que observar las reglas de la Iglesia para la celebración, después de haber obtenido bastante antes las dispensas necesarias.


4.2.5. ¿Que es la dispensa?

Es la supresión de un impedimento por motivos suficientes. El Papa puede dispensar de ciertos impedimentos excepto los que son de derecho divino. En ciertos casos previstos por la Ley, los Obispos pueden dispensar de ciertos impedimentos.

Una limosna es pedida para los gastos necesarios y como compensación de la dispensa.

En los casos de religión mixta, la Iglesia exige por escrito o por juramento las garantías previstas para el bautismo y la educación de los hijos y para la libertad total de la práctica religiosa. La Iglesia prohíbe presentarse ante un ministro no católico antes o después del matrimonio contraído ante un sacerdote católico, bajo pena de excomunión.


A CONTINUACIÓN... La celebración del matrimonio

4.3. La celebración del matrimonio


4.3.1. Antes del matrimonio corresponde:

[1] el noviazgo. Esta promesa encierra la obligación de casarse o de reparar los perjuicios en caso de ruptura, al menos que sea recíproca.
[2] Pedir la bendición a sus padres, tener el acta de matrimonio civil, los anillos, y los dos testigos.


4.3.2. Lugar y tiempo.

En tiempos normales debe celebrarse en la iglesia parroquial, de preferencia en la de la novia. Sólo son válidos los matrimonios contraídos frente al cura del lugar o un sacerdote expresamente designado por él. Se puede casar en cualquier época del año. Pero la bendición nupcial no puede darse durante el Adviento o la Cuaresma, sin autorización del Obispo.


4.3.3. ¿Como se celebra el matrimonio?

Se realiza antes de la Misa correspondiente. Comienza por el interrogatorio de los novios sobre su consentimiento. El rito esencial es el intercambio del mutuo consentimiento, manifestado por el sí sacramental. Luego la bendición de los novios, de los anillos, y la entrega de estos a cada uno. Después del Padrenuestro de la Misa se da la bendición nupcial a la esposa y la otra bendición antes de la bendición ordinaria.


4.3.4. ¿En cuáles disposiciones hay que casarse?

[1] Hay que estar en estado de gracia para obtener el máximo de gracias. Siendo los ministros del sacramento, corresponde que lo administren dignamente.
[2] Les recomiendo hacer una confesión general, el día anterior al matrimonio, a fin de evitar que sea apurada. Así podrán comulgar en la Misa de la boda.
[3] Deben recordar la grandeza del matrimonio, más importante que la fiesta de boda. Si hacen una comida de bodas deben recordar que nada debe perturbar la dignidad del sacramento recibido.


4.3.5. Deben seguir con cuidado las oraciones de la Misa, que les recuerdan que su matrimonio es tan verdadero como la unión de Cristo con su Iglesia. El anillo bendecido, señal del ligamento indisoluble, es la prenda de la total fidelidad hasta la muerte.


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5. Dignidad y deberes de los esposos


5.1. Dignidad.

Por el matrimonio, los esposos no solamente se hacen compañeros para la eternidad, también asociados de Dios creador, y participantes de su paternidad soberana. Porque Dios parece retirarse dándoles su potencia creadora.

Pero se obliga, Dios, a dar un alma inmortal al cuerpo formado por la unión de los esposos. Eso hace de los esposos guardianes de almas inmortales que deberán criar y santificar por la educación.

Esta dignidad inmensa exige de los esposos grave competencia y conciencia de su responsabilidad. He aquí la razón por la cual ustedes deben conocer los grandes deberes de esposos y padres, a fin de poder cumplirlos con sabiduría y abnegación, según el espíritu de Dios.


5.2. Deberes.

Para guardar los fines que Dios tenía en vista al instituir el matrimonio, deben cumplir tres tipos de deberes que los obligan en conciencia:

[5.2.1.] Deberes de los esposos entre si y por el matrimonio.
[5.2.2.] Deberes especiales de cada uno.
[5.2.3.] Deberes con los niños.


5.2.1. Deberes recíprocos de los esposos

Estos deberes son cuatro: Amor, fidelidad, fecundidad y caridad.


5.2.1.1. ¿Qué es el deber de amar?

Al principio uno cree que todo va a marchar fácilmente y que es suficiente prometerse amor eterno de manera ligera e irreflexiva. Sin embargo San Pablo se atrevió a decir: “Maridos amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella.”


5.2.1.2. Carácter de ese amor.

El amor conyugal no es solamente una pasión que atrae a dos seres de carne, menos aún la unión de dos fortunas, de dos felicidades o de dos egoísmos, porque el amor no es eso.

Debe ser un don de si mismo, del primero al último día.

Debe ser un vínculo por el cual dos almas, dos corazones, deciden entregarse, sostenerse, totalmente, exclusivamente y definitivamente. Viniendo de Dios, debe hacer elevar a los esposos a Dios y a su amor.



A CONTINUACIÓN... Los elementos necesarios de un verdadero amor.

5.2.1.3. Los elementos necesarios de un verdadero amor.

[1] La unión de los cuerpos, aunque querida por Dios, cumplida según el orden y fin establecidos por El, no es todo el amor. Cuantos matrimonios no perdurarían si eso fuera solamente de esa manera.

[2] La unión de las almas es necesaria. Consiste en la participación en la misma vida divina de la gracia, en el acto de poner en común los dones de los espíritus, en la misma vida de oración y de virtudes.

[3] La unión de los corazones. Es el deseo eficaz de procurar la alegría y el bien del otro. Unión de dos voluntades que miran juntas en la misma dirección.

[4] La unión de las consciencias, adquiriendo poco a poco una misma manera de juzgar lo que es el bien y lo que es el mal. Hacerse un libro abierto, con toda simplicidad y franqueza, el uno al otro.


CONTINUARÁ...

5.2.1.4. Calidades de este amor.

[1] Es un amor sacramental, santificado por una gracia que uno debe saber conservar.
[2] Amor durable hasta la muerte. Si es carnal solamente, se agotaría rápidamente y no podría superar las crisis inevitables.
[3] Amor exclusivo que no puede ser compartido con otro que con el cónyuge.


5.2.1.5. ¿Cómo protegerlo y aumentarlo?

[1]  Para empezar, hay que respetar las leyes de Dios para mantener el amor en su proyecto de creación y redención. Cuanto más se parece al amor de Cristo quien muere por las almas, tanto más va a crecer.
[2] Debe luego saber olvidarse, darse, sacrificarse, perdonar siempre. Nada mata el amor como nuestro egoísmo, la búsqueda de su yo sensual, soberbio y dominador.
[3] Luego debe ser atento, placentero hacia el otro, pero también merecer sin cesar la estima y el respeto.
[4] No hay que exigir demasiado de él, porque no puede dar el paraíso sobre la tierra. Se dice de él, como se dice de los mesones de España: solamente se encuentra en ellos lo que se trae.
[5] Debe también alimentarse en la fuente de Dios, por la oración y los sacramentos. Ya que es un don divino, hay que pedirlo con confianza y nunca profanarlo o deshonrarlo.

CONTINUARÁ...

5.2.1.6. ¿En que consiste la fidelidad?

[1] La fidelidad consiste en el hecho de la pertenencia exclusive de los esposos, el uno al otro, en lo que concierne en los derechos conyugales y los signos del amor.
[2] Ese es un deber gravísimo. Excluye toda relación sexual, y asimismo, todo deseo consentido de relación con otra persona que no sea su cónyuge. Este deber está sancionado por San Pablo: el cuerpo de la mujer no está en su poder, está en el poder de su marido; igualmente el cuerpo del marido no está en su poder, está en el poder de su esposa.
[3] Jesús condenó severamente el pecado de infidelidad o adulterio: el que mira una mujer (casada) con el deseo de apropiársela ya cometió el adulterio en su corazón.


CONTINUARÁ...

5.2.1.7. Para conservar la fidelidad

[1] La fidelidad es la elección siempre más libre de un amor siempre más fuerte. Lo que perfecciona el amor aumenta la fidelidad.
[2] Cuidado con los enemigos internos: el espíritu está pronto, pero la carne es débil, sobre todo en el sexo fuerte… Cuidado, mujeres, a las pequeñas envidias, a las disputas matrimoniales, que llevan al hombre a traiciones.
[3] Cuidado a los antiguos pretendientes, a los destructores de hogares, quienes se vengan de sus fracasos.
[4] Cuidado con las falsas teorías propagadas por los medios de comunicación, las que exaltan el adulterio.
[5] Incluso hay que desconfiar a veces de los parientes que buscan exagerar los defectos del cónyuge. Cuidado con los falsos amigos, quienes abusan de la hospitalidad para seguir después con excesiva familiaridad.


5.2.1.8. El deber de la fecundidad obliga a los esposos a procrear hijos según el orden natural y según la ley divina.



FIN