INSTRUCCIÓN PARA ALMAS ESCOGIDAS, por un hijo de Santo Domingo de Guzmán.

INSTRUCCIÓN RELIGIOSA PARA ALMAS ESCOGIDAS, por un hijo de Santo Domingo de Guzmán.


Amadísimos hermanos y hermanas, sé que todavía existen almas en este mundo corrompido y esclavo del demonio que desean con toda su alma entregarse por completo al amor y servicio del Buen Dios. El llamamiento a la santidad es para todos sin excepción, todos estamos llamados a la perfección, según la Voluntad antecedente de Dios Ntro. Señor. El hecho de que nos haya tocado vivir en esta época miserable, en la cual la Iglesia se encuentra totalmente eclipsada por una despreciable secta dirigida por un hereje y un apóstata, no significa que aquellas almas que deseamos santificarnos mediante una vida escondida de estudio y oración no lo podamos hacer. ¡No! Si bien ya no existe ninguna orden religiosa en la que ingresar, dado que todas las que subsisten están en manos de los herejes y los cismáticos, los lobos con piel de cordero, los falsos profetas, entre los cuales incluyo a esos desgraciados grupos sectarios mal llamados "tradicionalistas", como por ejemplo la sacrílega línea Thuc, quienes están haciendo mucho más daño que bien porque están confundiendo a muchas pobres almas con el consiguiente daño espiritual  que producen y la confusión que están sembrando; el hecho, digo, de que ya no podamos confiar en ninguna orden ni autoridad visible, NO significa que no podamos aspirar a vivir nuestra vocación a una vida religiosa, ¡no Señor! Bien al contrario, la historia de la Iglesia nos muestra como es precisamente en medio de las grandes crisis y tribulaciones que florecieron muchas y santas vocaciones religiosas. El Espíritu Santo nos sigue alimentando, Dios nos sigue amando, hermanos míos, ¡Dios nos ama mucho, muchísimo!

Seamos, por tanto, fieles y dóciles a las mociones e inspiraciones de la Divina Gracia, y correspondamos a ese altísimo llamamiento que el Hijo de Dios nos hace para que nos separemos del mundo y entremos en el pequeño redil de esas almas escogidas que Jesucristo se ha reservado para Él. Pidamos siempre la ayuda e intercesión de la Santísima Virgen, pues Ella no permitirá que ninguno, repito, ninguno de los que se han consagrado a su amante y dulce corazón se pierda. Y seamos también devotos del glorioso patriarca San José, patrón de la vida religiosa y escondida, pues él y su santísima esposa se encargarán de llevar a buen puerto nuestra vocación, si nosotros somos fieles y correspondemos a la Gracia que Dios derrama en nuestras almas a manos llenas por medio del Espíritu Santo, gracia que nos consiguió y mereció Ntro. Señor Jesucristo, único Salvador y Redentor humano.

Alguien objetará: pero entonces, si no podemos recluirnos en ningún monasterio ni convento, ¿cómo vamos a buscar esa tan anhelada y necesaria paz y soledad del espíritu, imprescindible para la vida religiosa, en medio de este mundo traidor y deicida que ya está sentenciado a muerte? Hijos míos, esa era también mi gran inquietud hasta hace bien poco tiempo, pero Dios me dio a entender que si uno quiere realmente consagrarse por completo a Él, ningún obstáculo podrá interponerse entre Dios y sus almas escogidas. La Santísima Trinidad siempre nos proveerá de la mejor manera para llevar a cabo esta nuestra santa y noble aspiración, porque cuando el Buen Dios quiere una cosa, no hay nada ni nadie que puedan contrariar sus deseos. Como acabo de decir, yo mismo tuve esa pregunta e inquietud, y la Sabiduría Eterna me respondió así: "Alma mía, si quieres retirarte a un lugar apartado donde consagrarte a Mí por entero, deberás dejar a tu padre y a tu madre, dejar todos tus lazos con el mundo, un mundo a quien nada debes, y buscar un lugar tranquilo y solitario en el cual podrás amarme y cumplir mejor mi santa Voluntad. Existen muchos pueblos rurales en tu país donde es fácil encontrar una modesta casa o una habitación para alquilar a un precio relativamente bajo. Mi Voluntad es que te retires a una de estas dependencias, y allí establecerás tu monasterio (o tu convento, en el caso de las mujeres). Ahí podrás amarme tal cual Yo deseo, hijo mío. Así podrás apartarte del mundo y vivir solo para Mí. Todo tu tiempo será ya para Mí, tus oraciones del Breviario, de tu Misal, tus meditaciones, tus lecturas piadosas... De esta manera quiero Yo que me ames y me sirvas, hijo mío, buscando siempre cumplir Mi Voluntad antecedente y procurarme la mayor gloria posible, porque así te santificarás tú más y mejor, y así Mi gozo será completo, porque Yo quiero que tú entres en mis moradas interiores y gustes de la verdadera felicidad que solo Yo puedo dar. ¿Estás dispuesto a dejarlo todo y seguirme, hijo mío?"

¡Sí, oh Señor mío y vida mía! ¡SÍ! Estoy dispuesto, más que dispuesto a hacer cuanto me inspiráis. Mi alma se regocija hasta el extremo porque Vuestro amor la fortalece y la vivifica cada vez más. ¡Que todo sea para Vuestra mayor Gloria!

Lo que sigue son unas conferencias muy valiosas y únicas pronunciadas por un fidelísimo y muy devoto hijo de Santo Domingo de Guzmán. Sus palabras son auténtico maná, alimento espiritual que hará mucho bien a aquellas almas generosas que sientan, como yo siento, ese fuego interior y ese deseo de darse por completo a Dios. Leed bien estas palabras que yo he escuchado en cassettes, leedlas y meditadlas al máximo, porque ellas han sido inspiradas por el Espíritu Santo, el dulce huésped del alma que tanto nos ama, y ellas pueden transformar vuestros corazones en antorchas de amor de Dios.

Muchos son los llamados, pocos los escogidos. Si estas instrucciones sirven para que al menos una sola alma quede penetrada de esta sabiduría divina y se resuelva a abrazar la vida religiosa en estos tiempos apocalípticos que nos ha tocado vivir, estoy seguro de que Dios se alegrará en extremo, y este pobre siervo indigno que yo soy me daré por más que satisfecho. Sí, una sola alma al menos, un hombre o una mujer, joven o viejo, qué más da, que después de leer y releer estas santas conferencias dirigidas a una comunidad de religiosas dominicas, se sienta llamado a entregarse a Dios mediante la vida religiosa, dará más gloria y honor a Dios que un millón de almas tibias y poco generosas. ¡Ojalá Dios se digne bendecir estos deseos míos y los lleve a buen puerto! ¡Dichoso aquél o aquella que sienta, como yo sentí después de escuchar estas palabras, el fuego del Espíritu Santo arder en su interior!

VIVA CRISTO REY y VIVA MARÍA REINA!!!

BENDITA SEA LA SANTÍSIMA TRINIDAD!!!

San José, ruega por nosotros.
Ntro. Padre Santo Domingo, ruega por nosotros.
Sto. Tomás de Aquino, ruega por nosotros.
Santa Catalina de Siena, ruega por nosotros.
San Juan de la Cruz, ruega por nosotros.
Santa Teresa de Ávila, ruega por nosotros.
San Ignacio de Loyola, ruega por nosotros.
Santa María Magdalena, ruega por nosotros.

EJERCICIOS ESPIRITUALES DIRIGIDOS A MONJAS DE VIDA CONTEMPLATIVA

Por el Rev. P. Antonio Mª Royo Marín, OP.


(*Nota de Javier: el Padre Royo Marín OP, fallecido en 2005, es sin duda la última lumbrera que produjo la bendita Orden de Santo Domingo. La fuerza de su predicación, su enorme formación teológica, sus numerosos libros llenos del divino amor y su espíritu abnegado y paterno causaron una profunda impresión en muchas almas católicas durante muchos años en la católica España del General Franco y en otros países. Desgraciada e incomprensiblemente, el buen P. Royo, a pesar de su altísima ciencia teológica, fue incapaz de ver la trágica apostasía que se produjo tras la bomba atómica que supuso el nefasto Vaticano 2, y siguió reconociendo a los impostores que usurparon la Sede de Pedro como verdaderos papas, a pesar de que él mismo se lamentaba amargamente en sus conferencias de los frutos podridos y los estragos que las herejías y errores del conciliábulo vaticano estaban causando en millones de almas y en las órdenes religiosas. Sus audios son realmente impresionantes, y la inspiración del Espíritu Santo resulta más que evidente en todos ellos, su profunda piedad y su amor y celo por la formación espiritual de las almas, especialmente de aquellas almas escogidas por Dios para la vida contemplativa. El P. Royo es un fiel continuador de grandes dominicos como los Rev. P. Lacordaire, Garrigou-Lagrange, o Philippon, por citar sólo a unos pocos. Fue el orgullo de Morella, en la provincia de Castellón, y es un digno continuador de San Vicente Ferrer. Yo rezo cada día por el eterno descanso de su alma, porque me apena profundamente que un alma tan esclarecida y tan luminosa no acertara a ver la tremenda impostura que se gestó con la usurpación de la Santa Sede por los heréticos neomodernistas. Pero no estamos aquí para juzgar al Padre Royo, sino para saborear y nutrirnos espiritualmente de su vasta ciencia teológica y de sus muchos consejos y admoniciones a aquellas almas que desean seguir a Ntro. Señor Jesucristo en la subida al Monte Calvario. Voy a transcribir todas sus conferencias y audios por amor a Dios y para Su mayor gloria siempre, omitiendo por supuesto las casi imperceptibles referencias de apoyo a antipapas como Wojtyla-JP2. Que el Buen Dios se apiade del alma del Padre Royo, que tenga misericordia de sus errores en vida, y que le conceda el lugar que este pobre y humilde servidor mereció después de una vida entera dedicada a amar a Dios y a enseñar a otras almas a amar a Nuestro Redentor).


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Amadísimas hermanas en Cristo Ntro. Señor, empezaremos todos los días invocando al Espíritu Santo:

VENI, Sancte Spiritus, reple tuorum corda fidelium, et tui amoris in eis ignem accende.

V. Emitte Spiritum tuum et creabuntur;
R. Et renovabis faciem terrae.

Oremus:
DEUS, qui corda fidelium Sancti Spiritus illustratione docuisti: da nobis in eodem Spiritu recta sapere, et de eius semper consolatione gaudere. Per Christum Dominum nostrum. Amen.

Invocaremos también a la Santísima Virgen, a San José, el cual es absolutamente inseparable de la Virgen, a nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán, y al que la Iglesia ha declarado oficialmente el patrono de los ejercicios espirituales y retiros que es San Ignacio de Loyola. De manera que en primer lugar vamos a rezar un Ave Maria a la Virgen Ntra. Señora:

Ave Maria, gratia plena, Dominus Tecum. Benedicta Tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris Tui, Iesus. Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus, nunc, et in hora mortis nostrae. Amen.

Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in sæcula sæculorum. Amen.

Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros.
San José, ruega por nosotros.
Santo Padre Domingo, ruega por nosotros.
San Ignacio de Loyola, ruega por nosotros.



Bueno, pues vamos a empezar. Vamos a hacer una vez más los Ejercicios Espirituales, porque está mandado por la Iglesia a todos los religiosos del mundo en el Código Canónico. Las Constituciones Dominicanas de los Frailes Predicadores teníamos, hasta antes del Vaticano 2, ocho días íntegros de ejercicios espirituales, pero tras la última "reforma", por desgracia, por lástima, porque las "reformas" que se están haciendo en todas las órdenes religiosas ahora es simplemente para quitar, quitar, quitar oraciones y disciplinas... es un auténtico desastre y una lástima, están acabando con la vida espiritual, porque sin oración y recogimiento no hay vida contemplativa. Ahora sólo tenemos seis días, y eso si se cumplen y observan con el debido recogimiento de espíritu, porque las cosas que uno escucha por ahí dan auténtica pena. Por fortuna, ustedes las religiosas dominicas todavía continúan con sus ocho días de retiro, así que continúen, porque aún son demasiados pocos días. Ntro. Señor Jesucristo hizo unos ejercicios espirituales bastante más largos, de eso les hablaré dentro de un momento.

¿Cuál es la finalidad de los ejercicios espirituales? Pues es sencillamente nuestra conversión total a Dios; conversión he dicho, y no rectifico. Conversión. Tenemos que convertirnos, especialmente nosotros los religiosos y las religiosas. Claro que hay varias clases de conversión. Son típicas tres clases de conversión: del pecado a la gracia, esta primera conversión gracias a Dios la tenemos hecha todos los que estamos aquí, hijas mías, porque a mí no me puede caber en la cabeza que un religioso o una religiosa estén en pecado mortal y vivan tranquilamente en este lamentable estado. No, eso no me cabe en la cabeza. De manera que esta primera conversión, del pecado a la vida de la gracia, ya la tenemos todos hecha por pura misericordia de Dios, porque Dios ha querido. Pero hay una segunda conversión: del estado de gracia al estado de fervor, es la segunda conversión. Puede ser que alguna de ustedes la tenga hecha esta conversión, pero la mayoría de ustedes y yo desde luego no la tenemos hecha todavía. Estamos para hacer la segunda conversión. Del simple estado de gracia al estado de fervor. Pero suponiendo que alguna de ustedes o todas tuvieran hecha esta segunda conversión, todavía les faltaría la tercera, cierto, ésa no la han hecho todavía. La tercera conversión es la del fervor a la santidad consumada, a la unión transformativa con Ntro. Señor. ¿Hay aquí acaso alguna Santa Teresa de Ávila, alguna Santa Teresita del Niño Jesús, hay aquí alguna Santa Catalina de Siena?... Pues eso les falta todavía, la tercera conversión, remontar el vuelo hasta las cumbres de la santidad.

CONTINUARÁ... (4:03)

Cada una de ustedes que se examine y vea qué conversión tiene que hacer, si la segunda o la tercera, por lo menos la tercera les falta a todas. Porque la santidad, hijas mías, la santidad no tiene tope, no tiene límite, y Santa Catalina de Siena, y Santa Teresa de Ávila y todas las grandes santas hubieran podido llegar a ser más santas de lo que fueron. No llegaron a la cumbre definitiva porque no lo hay, la santidad no tiene límite, no hay tope. La séptima morada que describe Santa Teresa en sus "Moradas del Castillo Interior" es lo que sería clasificable, lo que nosotros podemos clasificar, pero por encima de eso y todavía en la séptima morada dice ella que "aún hay una enormidad de cosas todavía más". De manera que la tercera conversión ustedes no la tienen hecha todavía, esto se puede afirmar rotundamente. ¡Cuánto nos falta por recorrer todavía, Dios mío!

Para cumplir el primer mandamiento de la Ley de Dios que dice Santo Tomás de Aquino que solamente lo cumpliremos perfectamente en el Cielo. El primer mandamiento, no consejo, mandamiento de la Ley de Dios solamente lo cumpliremos en el Cielo. "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Todas, todas, todas... en el Cielo únicamente, aquí en la tierra no podemos. Pero hay que aspirar a ello, tenemos que ir acercándonos lo más posible, así que miren ustedes cuánto nos falta todavía.

Por la misericordia de Dios podemos hacer estos santos ejercicios espirituales, porque todo nos convida a ello. ¡Bendita vida de recogimiento! Cuando la pobre gente del mundo quieren hacer ejercicios espirituales, tienen que ir a una casa de ejercicios y encerrarse allí, porque el bullicio y la marabunta del mundo les impediría hacer los ejercicios espirituales. Sin embargo ustedes, por la misericordia de Dios, porque Dios ha querido, no porque ustedes hayan querido, que no hay elección de estado, sino que hay elección de Dios, porque Dios ha querido, digo, están ustedes permanentemente en una casa de ejercicios, porque la vida religiosa, y sobre todo la contemplativa, es una vida de ejercicios espirituales continuos. Unos ejercicios espirituales que no duran 8 días, sino 80 años. Toda la vida. ¡Qué bendición de Dios!

¡Qué gratitud han de sentir con Dios Ntro. Señor porque para hacer los ejercicios espirituales no tengan necesidad de ir a una casa de ejercicios porque ya están en una! Porque el Buen Dios ha querido, no porque hayan querido ustedes. El trato íntimo con Dios, Él es Nuestro Padre. ¡Ah! Si cayéramos en la cuenta del enorme don de Dios, si conociéramos el don de Dios como le dijo el Señor a la samaritana...

Aislamiento del mundo, soledad, la gran obsesión de los santos, la soledad...


CONTINUARÁ... (6:52)

Yo les hablaré varias veces a lo largo de estos días del Santo Cura de Ars, San Juan Bautista Vianney, que fue un santazo, un santo muy grande, conquistó media Francia él solo, y a un pueblecito pequeñito, Ars, al cual iba la gente en peregrinación a confesarse con él; a las personas les daban un número, un turno para confesarse, ¡y tardaban a veces 15 ó 20 días en tocarles su turno para confesarse con él! De manera que el pobrecito sacerdote estaba hasta ¡¡17 horas diarias en el confesionario!! Pero es que había tantísima gente que tardaban algunos ¡hasta 20 días en llegar a él! Pues este santo hombre, que desarrolló este apostolado tan fantástico, este hombre tenía una sed de soledad tremenda. Su aspiración era la soledad, la soledad... Hasta el punto que huyó de Ars 2 ó 3 veces, se escapó de noche, a buscar la soledad, a hacerse monje cartujo. La soledad... Y ustedes sí que la tienen la soledad en este bendito convento, hijas mías. No necesitan hacer peregrinaciones, ni que les den un número y esperar 20 días, no; ahí está la soledad para ustedes, aquí mismo. Y escúchenme bien, porque si no tienen soledad, entonces ustedes están perdidas. ¿Por qué? Porque dice Ntro. Señor a través del profeta Oseas: "La llevaré a la soledad y allí le hablaré al corazón".

Sepan ustedes una cosa muy importante: el Señor, a través de Su Espíritu Santo, cuando oye ruido excesivo, ruido de carracas (de mujeres viejas) como digo yo, ruido de cosas humanas, entonces no habla, no, el Señor calla. El Espíritu Santo tiene mucho amor propio, es el único que tiene derecho a tenerlo. Él sí, nosotros no tenemos derecho, en nosotros eso sería un pecado, pero en Él es su propia santidad. Si no tuviera amor propio, no sería Espíritu Santo. Él sí, nosotros no. Pero cuando oye ruido entonces calla. El Espíritu Santo quiere soledad y silencio. Podemos hacernos con toda clase de comodidades espirituales, que son las que realmente interesan, las otras no interesan, hijas mías. Y queremos hacernos con ellas. En primer lugar, por imitar a Jesucristo, ante todo y sobre todo todas nuestras actividades han de ser para imitar a Cristo, a Ntro Señor. Ntro. Señor hizo ejercicios espirituales. Los primeros que hizo, porque hizo varios, hizo varias tandas, la primera duró 30 años, porque no les quepa la menor duda que en la casita de Nazareth, en aquella humilde casita que no sería tan grande como este coro, no, muchísimo menos, era una cueva, cavada en la roca, quizá tendría apenas dos compartimientos, en un rincón en el suelo habría un poquito para encender fuego y nada más, pero un rincón de aquella cueva, y por la noche la Santísima Virgen María extendería unas esterillas sobre el suelo, unas esterillas, nada de colchones, y en una se echaría (recostaría) San José, en otra Ntro. Señor y en otra ella. Con una pobreza absoluta, sin luz eléctrica, sin agua, Dios mío, y 30 años así. Y en aquellas veladas de invierno en la casita de Nazareth, casita en la gruta de Nazareth, ¿qué les diría Ntro. Señor a la Santísima Virgen y a San José? ¿Qué les diría aquel director espiritual único que fue Ntro. Señor Jesucristo? ¡Qué enorme joya la Santísima Virgen María!, y cómo la acabó de pulir Ntro. Señor con aquellas conversaciones en las noches de invierno junto aquel pobrecito fuego, porque estarían ateridos de frío, porque hace mucho frío en Nazareth en invierno. Ejercicios espirituales dirigidos por Ntro Señor, y los ejercitantes eran San José y la Santísima Virgen María. 30 años seguidos... Y luego, al comenzar su vida pública, se retira a un desierto, y pasa 40 días haciendo más ejercicios espirituales, como si no bastaran los 30 años de Nazareth. Y los pasa en ayuno total, completo. Orando, preparándose para la gran misión de su vida pública de anunciar el Evangelio al mundo entero. Y luego nos dice el Evangelio, que a veces Ntro. Señor decía a los Apóstoles, "Vámonos a un lugar retirado y descansemos un poco", para hacer también con ellos ejercicios espirituales. Y Él pasaba noches enteras en oración, nos lo dice el Evangelio. Y pasaba la noche en oración Nuestro Señor...

CONTINUARÁ... (10:53)

Y los Apóstoles aprendieron la lección. Porque el mismísimo día en que Ntro. Señor Jesucristo subió al Cielo, el día de la Ascensión, se retiraron al cenáculo a hacer los primeros ejercicios espirituales de la Iglesia. Sí, fíjense ustedes qué maravilla, los primeros ejercicios espirituales de la Iglesia los hicieron los Apóstoles presididos por la Santísima Virgen María, la Madre de Ntro. Señor Jesucristo, por las santas mujeres que iban con Cristo, que estaban también allí, lo dice claramente en el libro de los Hechos de los Apóstoles, y por los hermanos, aquellos primos hermanos de Ntro. Señor. Había mucha gente reunida allí, no crean ustedes que sólo estaban los Apóstoles, estaban también la Virgen, las santas mujeres, y los hermanos del Señor, lo dice San Lucas en los Hechos de los Apóstoles capítulo 1º. Aquellos fueron los primeros ejercicios espirituales de la Iglesia. ¡Y el fruto fue fantástico! Duraron 10 días, no 8, sino 10, dos más de los que ustedes van a tener, pero al décimo día de los ejercicios espirituales, el Espíritu Santo, temblando en formas de lenguas de fuego, sobre cada uno de ellos, ¡con qué plenitud inundaría el corazón de María, Dios mío! ¡Y cómo transformó a los Apóstoles! Los cuales, de maleducados, de groseros, de cobardes que eran, de haber negado a Ntro. Señor y haberle abandonado, a excepción de San Juan, salieron a la calle con un ímpetu tremendo, desafiando a todos. San Pedro el primero, el más valiente de todos, el que había negado a Ntro. Señor tres veces. Unos ejercicios espirituales que les transformaron por completo...

El Espíritu Santo... Aquí también vendrá. Vendrá en gran parte dependiendo de cómo le quieran recibir ustedes, bien o menos bien, o con más fervor o con menos fervor, pero vendrá el Espíritu Santo. Igual que entró en el cenáculo de Jerusalén, igual, es el mismo Espíritu Santo, hijas mías, no ha cambiado, porque Dios no cambia nunca. Dice el venerable Padre Granada, con mucha gracia, dice: "Yo sospecho que Ntro. Señor Jesucristo tiene el mismo amor y la misma misericordia que cuando estaba en este mundo predicando el Evangelio, porque si hubiera cambiado de condición, parece como si tuviera obligación de venir otra vez al mundo y decirnos "Escuchad, he cambiado de opinión, ahora ya no soy Aquél que era. Así que si no ha venido a decirnos que ha cambiado de pensar, es que continúa pensando igual". Es cierto. Es el mismo del Evangelio. No ha cambiado nada. Aquél mismo Señor de bondad y misericordia del Evangelio es el mismo Cristo que tenemos nosotros aquí. Para imitar a Cristo, para imitar a los Apóstoles, para el trato íntimo con Dios, ¡qué provechosos pueden ser estos ejercicios espirituales! Cualquier ejercicio espiritual bien hecho. Vamos a ver a continuación los principales motivos que tenemos para hacer bien los ejercicios espirituales.


CONTINUARÁ... (13:33)

En primer lugar, vamos a tratar de lo único necesario. Ustedes, hijas mías, ustedes tienen obligación, obligación gravísima de ser María (almas contemplativas) siempre, buscando la única cosa que es necesaria. Hay otras que son Marta (vida activa) y que son necesarias en la Iglesia de Dios, y es cierto que hay muchas Marta que en la otra vida estarán por encima de muchas María, qué duda cabe. Pero en cuanto a estado jurídico se refiere, el estado más perfecto es el estado de María, el estado contemplativo, el de ustedes. Tienen ustedes que ser Marías SIEMPRE. Pero de una manera especialísima durante los días de los ejercicios espirituales, vamos a tratar de lo único necesario. De manera que fuera de aquí todos los recuerdos del mundo, aunque sean los más entrañables, los más familiares... ¡fuera de aquí todo eso! Ustedes están aquí para aspirar a lo único necesario. Muy pronto veremos qué es lo único necesario, pero desde luego el papel que juega María, las almas contemplativas, eso es lo verdaderamente necesario.

La vida pasa veloz, hijas mías. Hemos perdido mucho tiempo. Pero atención, no es verdad que el tiempo que se ha perdido, se ha perdido para siempre. No es verdad eso. Si queremos, podemos recuperar el tiempo perdido. Si de verdad queremos. A mí me ha ocurrido muchas veces, cuando andaba por el mundo predicando, desde que estoy enfermo ya no puedo predicar, me ha ocurrido que a veces tenía que ir muy lejos de Madrid, hasta Cádiz, hasta La Coruña, 700 kilómetros de ferrocarril, y ocurría, alguna vez ocurrió, que a mitad del camino llevábamos en el tren una hora de retraso. Y yo me decía: "Bueno, pues si ahora a mitad del camino llevamos una hora de retraso, pues entonces cuando lleguemos a Madrid llevaremos dos horas de retraso". ¡Pues no señor! A veces sucedió que el maquinista del tren, el cual sabe que cuando va con retraso, si después acelera y recupera lo perdido, tiene una prima, una recompensa, un premio, pues le echa una cuantas palas más de fuego a la locomotora -entonces eran locomotoras de fuego, no como ahora que son eléctricas-, y el tren empieza a correr, a correr, a correr, y a lo mejor llegábamos a la estación de término a la hora exacta, porque el maquinista había sabido recuperar el tiempo perdido. La lección moral es ésta: si no empezamos a correr en la vida espiritual desde ya, no recuperaremos nunca el tiempo perdido. Pero si nos ponemos a correr, sí que podemos recuperar el tiempo perdido, qué duda cabe. De manera que el tiempo se puede recuperar, pero depende de nosotros. Si vamos al mismo paso que ahora, no lo recuperaremos. Pero si empiezas a correr, ya verás cómo lo recuperas, vaya que sí. Hay que echar paladas de fuego a la locomotora, hijas mías. O si quieren una imagen más moderna, hay que echar gasolina en los motores del aeroplano para ir subiendo cada vez más alto, más alto... Y los días en que echamos gasolina en el alma son precisamente los días de los ejercicios espirituales, así que fíjense ustedes si esto tiene importancia.

CONTINUARÁ... (16:10)

No me extrañaría, no soy agorero ni mucho menos, Dios lo sabe, pero podría ocurrir que para alguno de nosotros estos sean los últimos ejercicios espirituales de nuestra vida, que nos muramos durante este año. No me extrañaría nada que fuera yo. Ya me han dado la Extremaunción cinco veces, y todavía no he muerto. La sexta vez puede que sea la definitiva. Podrían ser nuestros últimos ejercicios, hijas mías. Pero aunque no lo sean, vamos a imaginarnos que bien podrían serlo. Porque yo recuerdo que en cierta ocasión, me estaba revistiendo en la sacristía con la casulla sacerdotal para decir misa en la Catedral de Ciudad Rodrigo, si no recuerdo mal, y en frente, en la pared, vi un letrero que me llamó la atención y me causó una profunda impresión. Decía: "Sacerdote, procura decir esa misa que vas a decir como si fuera tu primera misa, como si fuera tu última misa, y como si fuera tu única misa en toda la vida". Hay que ver cómo dice la primera misa un sacerdote, con toda la emoción, temblando. Pues ¿cómo la diríamos si supiéramos que esta tarde nos vamos a morir? ¡Cómo diríamos esa misa! Y si supiéramos que solamente en la vida se nos diera la ocasión de decir únicamente una misa y se acabó, cómo la diríamos también... Pues entonces vamos a imaginarnos que estos ejercicios espirituales son los últimos de nuestra vida, y que ya no haremos más, para sacarles el máximo rendimiento sobrenatural. Podemos transformarnos por completo después de estos ejercicios. Los Apóstoles se transformaron por completo con unos solos ejercicios espirituales. Y María Magdalena, la mujer samaritana, Nicodemo... con una sola conversación con Nuestro Señor se transformaron.

El enfoque que voy a darle a estos ejercicios será hablarles ampliamente, por lo menos cuatro días, de lo cristiano, como si fuéramos cristianos nada más, sin aludir todavía a la vida religiosa. La vida religiosa es un complemento, una añadidura, lo esencial es lo cristiano. Los Sacramentos, la Eucaristía, la Gracia... todo eso es lo cristiano. Después les hablaré un par de días quizás de lo religioso, de lo que constituye la vida religiosa. Y si tengo tiempo, dedicaré un día a hablarles de lo dominicano, que es otro complemento, pero complemento nada más. No me pongan nunca lo dominicano por encima de lo religioso, ni tampoco me pongan nunca lo religioso por encima de lo cristiano, porque equivocarían el orden y lo pondrían todo al revés. Primero lo cristiano, segundo lo religioso, y tercero lo dominicano. Y el que piense de otra manera está equivocado, no sabe cuál es la jerarquía de valores, aunque es importantísimo para nosotros también lo dominicano, qué duda cabe. Yo no rebajo nada. Pero pongo orden, categoría, clasificación.

A mí me han dicho, no lo sé, puede ser que sea verdad, que lo mejor de mis libros, de mis pobres libros, es el orden, lo bien clasificado que está todo. Me han acostumbrado a eso con el estudio de Santo Tomás de Aquino y con las clases de Teología, y yo no sé hablar más que con orden, poniendo cada cosa en el lugar que le corresponde, no antes ni después.

CONTINUARÁ... (19:15)

Disposiciones esenciales para hacer bien los ejercicios espirituales.

Hablemos de las disposiciones esenciales. La primera de todas, hijas mías, es el recogimiento, el recogimiento, recogimiento... siempre, pero sobre todo estos días, silencio total, no solamente de la palabra, que eso sería lo de menor importancia, si alguna vez surge una necesidad, empleen la palabra, no hagan gestos ni muecas que son ridiculeces. ¿Es absolutamente necesario lo que van a decir? Pues díganlo, pero en voz baja. Y de esta manera se guarda el espíritu de silencio. No hagan gestos, que todo eso es ridículo. Cuando precisen de una cosa, pídanla con la palabra, pero en voz bajita, recuerden que estamos haciendo ejercicios. Y de esta manera no se rompe el espíritu de silencio ni tampoco se hace el ridículo.

Modestia. Frenar la imaginación, los recuerdos del mundo... Todo tiene que callar en nosotros, todo tiene que callar. Sobre todo la imaginación. No hablo de malos pensamientos, sino simplemente de pensamientos inútiles, simples, tontos... Durante estos días sólo piensen en Dios, Cristo, el Espíritu Santo, la Santísima Virgen... cada uno que siga su instinto sobrenatural. A unas les gusta el Niño Jesús, a otras el Señor clavado en la Cruz, a otras el Sagrado Corazón... cada una que siga su instinto, y que no trate de imitar a las demás porque se equivocaría. Dios quiere una cosa para cada una, pues que cada una siga su instinto sobrenatural.

La actividad personal viene en segundo lugar. Los ejercicios los tienen que hacer ustedes, no yo. Yo sólo sembraré unas cuantas semillas y se acabó. Después ya depende de ustedes. Los ejercicios los hacen ustedes, no yo. Actividad personal. El director espiritual dirige un poquito, orienta, pero el alma es la que tiene que hacer los ejercicios, ustedes.

Luego necesitamos la generosidad, hijas mía, la generosidad, que por desgracia es lo que más nos suele faltar siempre. No negar absolutamente nada a la Gracia. Yo no sé de esta monjita cuando se muera qué podrá decir de ella la madre priora, porque nunca ha hecho nada de particular. Dijeron esto de Santa Teresita cuando estaba a punto de morirse. Pero sabemos, porque nos lo dice ella en la "Historia de un alma", "no recuerdo que desde la edad de tres años haya negado nunca nada a Dios que me ha pedido". ¡Desde los tres años, pobrecita! Santa Teresita no negó nunca nada a la Gracia, la santa más grande de los tiempos modernos. Una monjita que no había hecho nada de particular, solamente que desde los tres años no había negado nunca nada a la Gracia de Dios. El SÍ, el GRACIAS, el FIAT... desde los tres años. A ver si empezamos nosotros a hacer lo mismo. A decir a Dios "sí", "gracias", "Fiat"... cuando nos salen las cosas bien y cuando nos salen las cosas mal, cuando nos tratan con la dignidad con la cual nosotros queremos ser tratados y cuando se burlan de nosotros y nos pisotean y nos colocan en el último lugar. Digamos SÍ, GRACIAS, FIAT... lo demás es mentira, hijas mías. Es hacerse la ilusión de que queremos ser santos y no hay tal cosa. Ya les hablaré de esto. Les voy a insistir mucho en esto. Como ustedes no quieran ser las últimas, como no quieran ser alfombras para que las pisen, despídanse de la santidad. La santidad no consiste en subir, sino en bajar, en humillarse. Pero todo esto sin violencia, con paz y con sosiego, sin escrúpulos tontos... les voy a echar cada jarro de agua fría en el confesionario si me viene alguna de ustedes con escrúpulos, las mandaré a paseo enseguida, ¡a paseo!

CONTINUARÁ... (23:02)

No tener el alma en demasiada tensión. No lo resistimos eso. No podemos estar con esa tensión tremenda mientras hacemos los ejercicios espirituales, no. Necesitamos anchura de alma, corazón ensanchado, hijas mías. ¡Somos hijos de Dios! Muy imperfectos, pero hijos de Dios. Necesitamos mucha generosidad, pero al mismo tiempo con el corazón dilatado por el amor. El amor dilata el corazón, en vez de encogerlo. Es el temor en que encoge, pero el amor no.

Luego necesitamos tener docilidad, hijas mías, mucha docilidad. No me refiero al director espiritual exterior, en este caso yo, no, puede ser que yo les sea de un poco de utilidad, pero eso no vale. Lo que realmente importa es el director espiritual interior, que es el Espíritu Santo. Docilidad al Espíritu Santo, mucha docilidad hacia Él.

Y todo ello bajo la protección de la Santísima Virgen María. Ya les hablaré con ternura de Ntra. Madre. También la protección de los santos, sobre todo de esos que les he citado antes, y también de otros santos de su propia devoción: San José, que es absolutamente inseparable de la Virgen; si tienen devoción a María pero no a San José, están ustedes muy equivocadas, porque San José es inseparable de la Virgen; nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán, Dios mío, todo lo que él hizo y todo lo que le debemos nosotros, sus hijos dominicos; devoción también a San Ignacio de Loyola, el cual ha hecho tanto bien con sus Ejercicios Espirituales. Yo como dominico tendré otro método para hacer los ejercicios espirituales. San Ignacio, cuando acababa de convertirse en la cueva de Manresa, se metió en esa cueva y allí, bajo la inspiración del Espíritu Santo, porque era un hombre que todavía no estaba preparado teológicamente, y sin embargo, bajo la inspiración divina escribió un librito llamado los Ejercicios Espirituales, que después durante su vida lo fue perfeccionando y modelando cada vez más, pero en fin, lo fundamental salió de aquella cueva de Manresa, y ese librito, que no es para leer porque es aburridísimo leído, pero vivido ese libro tiene una importancia extraordinaria y ha hecho un bien inmenso a innumerables almas. Pero San Ignacio insiste sobre todo en la parte ascética, en el esfuerzo para vencerse a sí mismo, y acabar con todas nuestras malas disposiciones e inclinaciones, lo cual es maravilloso, eso es la ascética pura, pero sin embargo parece que San Ignacio se queda un poco ahí y no llega más lejos. Hay un poquito de Mística en los Ejercicios de San Ignacio cuando habla de la oración del alma enamorada, que la podría firmar San Juan de la Cruz, pero poquito, y es más bien de tipo ascético. En cambio, nosotros los dominicos, yo no sé si por Santa Catalina de Siena o porque Ntro. Padre Santo Domingo era así o por lo que sea, pero parece digo que los dominicos insistimos mucho más en el aspecto de la Gracia, la acción del Espíritu santo, los dones del Espíritu Santo, la predestinación de Dios, la cooperación con la Gracia, la Gracia, la Gracia... lo de Dios, lo de Dios, lo de Dios... Mística, más que Ascética, sin renunciar a la ascética, porque no hay mística sin ascética. Yo voy a seguir el espíritu dominicano, pero reconociendo y admirando el inmenso bien que hacen también los ejercicios espirituales según el método jesuita de San Ignacio de Loyola, pero nosotros vamos a hacer los nuestros, los teológicos, los que haría, a una distancia inmensa de cómo lo haría él, Santo Tomás de Aquino. Yo voy a seguir la orientación de Santo Tomás.

Voy a terminar por hoy contándoles un pequeño cuento. Es un cuento que lo han oído ustedes más de cien veces, pero que es eterno, no cambiará jamás, siempre será el mismo, y siempre será fecundísimo. He aquí el cuento: "Haced cuenta de que un sembrador salió a sembrar, y al esparcir la simiente, parte de ella cayó junto al camino, vinieron los pájaros y se lo comieron o bien fue pisoteado por los viandantes; otra parte cayó en terreno pedregoso que tenía poca tierra, salió el sol, quemó las piedras y se secó la simiente, por lo que no germinó; en otro sitio había un poquito más de tierra, pero junto a ésta había brotado un zarzal lleno de espinas, creció el trigo un poco pero las espinas lo ahogaron y lo sofocaron, no lo dejaron crecer; y finalmente, otra parte de la simiente cayó en terreno fértil, fecundo, pero en unos sitios produjo el 30%, en otros el 60% y en otros el 100%". Este es el cuentecito, hijas mías. ¿Quiénes somos nosotros? ¿Los sembrados junto al camino? Vendrá el demonio, las tentaciones del mundo y nos arrebatará esa semilla. ¿Seremos tal vez los del terreno pedregoso? Son almas entusiastas, que cuando escuchan por ejemplo una predicación que les gusta están embelesadas y entusiasmadas, pero 15 o 20 días después se acabó su fervor, vuelven otra vez a lo vulgar, a lo mediocre. Almas que sí, de momento reciben bien la Palabra de Dios, pero que las preocupaciones puramente humanas, los egoísmos mal mortificados, aspiraciones de superación en plan de falta de humildad, espinas, pecados veniales continuos, espinas... les impiden crecer y dar fruto. Otras almas son un poco más fieles y dan el 30%. Otras están en la segunda conversión y producen el 60%. Y ojalá que alguna de ustedes haya llegado a la unión transformativa y llegue a dar el 100%. Que cada una de ustedes se examine a sí misma y vea dónde se encuentra.

Continuaremos mañana si Dios quiere, hijas mías.

Ave María...


CONTINUARÁ (28:20)