MEDITACIONES PARA EL TIEMPO PASCUAL DE SANTO TOMÁS DE AQUINO, O.P.

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Message  Javier Dim 12 Avr 2020, 6:01 am

MEDITACIONES PARA EL TIEMPO PASCUAL DE SANTO TOMÁS DE AQUINO, O.P.


Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

NECESIDAD DE LA RESURRECCIÓN DE CRISTO

Era necesario que el Cristo padeciese y resucitase al tercer día de
entre los muertos
(Lc 24, 46).


Fue necesario que Cristo resucitase por cinco motivos:

1º) Para recomendación de la justicia divina, a la cual pertenece exaltar
a los que se humillan por Dios,
según aquello: Destronó a los poderosos, y
ensalzó a los humildes
(Luc., I, 52) Luego, si Cristo se humilló hasta la
muerte de cruz por amor y obediencia a Dios, era necesario que fuese
ensalzado por Dios hasta la resurrección gloriosa; por lo cual se dice de su
persona: Tú conociste, esto es, aprobaste, mi sentarme, es decir, mi
humildad y pasión, y mi levantarme, a saber, mi glorificación en la
resurrección
(Sal 138, 2).


2º) Para instrucción de nuestra fe; porque por su resurrección fue
confirmada nuestra fe en la divinidad de Cristo,
como dice el Apóstol: Si
Cristo no resucitó, luego vana es nuestra predicación, y también es vana
nuestra fe
(1 Cor 15, 14) Y en el Salmo 29, 10: ¿Qué provecho hay en mi
sangre,
esto es, en el derramamiento de mi sangre, si desciendo, como por
ciertos escalones de males, a la corrupción? Como si dijese: ningún
provecho; "porque si no resucito al instante, y mi cuerpo se hubiese
corrompido, a nadie predicaré ni ganaré a ninguno", como expone la Glosa.


3º) Para levantar nuestra esperanza, porque al ver resucitar a Cristo,
que es nuestra cabeza, esperamos que también nosotros resucitaremos
. Por
eso se dice: Si se predica que Cristo resucitó de entre los muertos, ¿cómo
dicen algunos de vosotros que no hay resurrección de muertos?
(1 Cor 15,
12). Y en Job: Yo sé, mediante la certeza de la fe, que mi redentor, esto es,
Cristo, vive, habiendo resucitado de entre los muertos, y por lo tanto, en el
último día he de resucitar: de la tierra... ésta mi esperanza está depositada
en mi pecho
(19, 25.27)


4º) Para informar la vida de los fieles, según aquello: Como Cristo
resucitó de muerte a vida por la gloria del Padre, así también nosotros andemos
en novedad de vida
(Rom 6, 4); y más adelante: Habiendo Cristo
resucitado de entre los muertos, ya no muere; ... así también vosotros
consideraos que estáis de cierto muertos al pecado, pero vivos para Dios en
nuestro Señor Jesucristo
(Ibíd. 9, 11).


5º) Para complemento de nuestra salvación porque así como sufrió
males y se humilló muriendo, para librarnos de los males, del mismo modo
fue glorificado resucitando, para conducirnos a los bienes,
según aquello: El
cual fue entregado por nuestros pecados, y resucitó para nuestra
justificación
(Rom 4, 25) La Pasión de Cristo obró nuestra salvación en
cuanto a remoción de los males; mas la resurrección, en cuanto a la
incoación y modelo de los bienes (3ª, p. q. LIII, a. 1)


CONTINUARÁ...

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Message  Javier Lun 13 Avr 2020, 5:07 am

Lunes de la octava de Pascua

UTILIDADES DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR


Del misterio de la Resurrección del Señor podemos sacar cuatro
enseñanzas para nuestra instrucción.

1º) Debemos procurar resucitar espiritualmente de la muerte del alma,
en la que incurrimos por el pecado, a la vida de justicia que se logra por la
penitencia.
Despierta tú que duermes y levántate de entre los muertos, y te
alumbrará Cristo
(Ef 5, 14) Y ésta es la resurrección primera.
Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección 1
(Apoc 20, 6).


2º) No debemos diferir el resucitar hasta la hora de la muerte; sino
pronto; pues Cristo resucitó al tercer día:
No tardes en convertirte al Señor,
y no lo dilates de día en día
(Eclo 5, 8 ), porque, vejado por la enfermedad,
no podrás pensar en las cosas que pertenecen a la salvación; y porque
pierdes además la participación en todos los bienes que se hacen en la
Iglesia, e incurres en muchos males perseverando en el pecado. Por otra
parte, cuanto más tiempo posee el diablo, tanto más difícilmente abandona,
como dice San Beda.



3º) Debemos resucitar a una vida incorruptible, de suerte que no
muramos otra vez, es decir,
que no pequemos más. Habiendo Cristo resucitado
de entre los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñoreará más
de él
(Rom 6, 9) Y más adelante: Así también vosotros consideraos que
estáis de cierto muertos al pecado, pero vivos para Dios, en nuestro Señor
Jesucristo. Por tanto no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo
que obedezcáis a sus concupiscencias. Ni ofrezcáis vuestros miembros al
pecado por instrumentos de iniquidad, mas ofreceos a Dios, como
resucitados de los muertos
(Ibíd. 11-13)


4º) Debemos resucitar a una vida nueva y gloriosa, esto es, que
evitemos todas aquellas cosas que antes fueron ocasiones y causa de muerte
y de pecado.
Como Cristo resucitó de muerte a vida por la gloria del Padre,
así también nosotros andemos en novedad de vida
(Rom 6, 4). Y esta nueva
vida es la vida de la justicia que renueva al alma y la conduce a la vida de la
gloria.

(In Symb.).


1 Que muere en estado de gracia.
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Message  Javier Mar 14 Avr 2020, 1:47 pm

Martes de la octava de Pascua

LAS LLAGAS DE CRISTO RESUCITADO

Mete aquí tu dedo, y mira mis manos, y da acá tu mano, y métela en
mi costado; y no seas incrédulo, sino fiel
(Jn, 20, 27)


Fue conveniente que el alma de Cristo en resurrección tornase el
cuerpo con las cicatrices de las llagas.

1º) Para gloria del mismo Cristo. Porque dice San Beda que "conservó
las llagas, no por la impotencia de curarlas, sino para llevar siempre consigo
el trofeo de su victoria"
1. Por eso dice también San Agustín que “tal vez en
aquel reino veremos en los cuerpos de los mártires las cicatrices de las
heridas que sufrieron por el nombre de Cristo, porque no serán en ellos
deformidad, sino dignidad; y la belleza de su virtud brillará por ellas en
cierto modo en su cuerpo”
2.


2º) Para confirmar los corazones de sus discípulos en la fe de su resurrección.


3º) Para que al rogar al Padre por nosotros, manifieste siempre qué
género de muerte padeció por el hombre.



4º) Para hacer ver a los que ha rescatado por su muerte, poniéndoles a
su vista las señales de su suplicio, qué misericordia vino en su socorro.


Finalmente para hacer ver en el juicio (final) cuán justamente serán
condenados allí mismo (los réprobos). Por esta razón, como dice San
Agustín: "Sabía Cristo por qué conservaba las cicatrices en su cuerpo;
porque así como las mostró a Tomás, que no creía si no las tocaba y las veía,
así también había de mostrarlas a los enemigos, para que convenciéndolos
de la verdad les pudiera decir: He aquí al hombre a quien crucificasteis;
mirad las llagas que le inferisteis; reconoced el costado que atravesasteis,
pues por vosotros y para vosotros fue abierto, y sin embargo no quisisteis
entrar"
3.

Así, pues, aquellas cicatrices no son debidas a la corrupción o defecto,
sino al mayor cúmulo de gloria, en cuanto son ciertas señales de su virtud, y
en aquellos lugares de las llagas aparecerá cierto esplendor especial. Y
siempre permanecerán en el cuerpo de Cristo, porque, como
dice San Agustín: "Creo que el cuerpo del Señor está en el cielo como estaba
cuando subió a él"
4.

(3ª, q. LIV, a. 4)

1 Super Luc., cap. 97.
2 De civitate Dei, lib. XXII, cap. 20.
3 De Symb., lib. II, cap. 8.
4 Ad Consentium, epist. 205.


CONTINUARÁ...
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Message  Javier Mer 15 Avr 2020, 8:43 am

Miércoles de la octava de Pascua

CRISTO, RESURRECCIÓN Y VIDA


I. Yo soy la resurrección y la vida (Jn 11, 25) El Señor muestra su
virtud y poder que es vivificante. Debe saberse que, entre los que necesitan
participar del efecto de la vida, unos tienen esa necesidad porque perdieron
la vida, y otros, que no la perdieron, lo necesitan para conservar la que ya
tienen. Así, pues, dice a los primeros: Yo soy la resurrección, porque los que
perdieron la vida, por la muerte la recobran. Para los segundos dice: y la
vida,
porque por ella se conservan los vivos.


Ha de advertirse que por estas palabras: Yo soy la resurrección, ha de
entenderse: yo soy la causa de la resurrección. Y en verdad Cristo es la
causa total de nuestra resurrección, tanto del alma como del cuerpo. Y por
eso cuando dice: Yo soy la resurrección, es como si dijese: Todo lo que
resucita en las almas y en los cuerpos, resucita por mí. Porque como la
muerte fue por un hombre la resurrección de los muertos
(1 Cor 15, 21).
Cuando digo que soy la resurrección es, porque soy la vida; pues
corresponde a la vida el que algunos sean restituidos a ella, del mismo modo
que pertenece al fuego el que una cosa apagada sea nuevamente encendida.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres (Jn 1, 4).


II. Sigue un doble efecto:

1º) Vivifica a los muertos. El que cree en mí, aunque hubiere muerto,
vivirá. Yo soy la resurrección
(Jn 11, 25), esto es, la causa de la resurrección,
y uno consigue el efecto de esta causa, creyendo en mí. Por eso
dice: El que cree en mí, aunque hubiere muerto, vivirá. Pues, por el hecho
de creer, me posee en sí mismo: Para que Cristo more por la fe en vuestros
corazones
(Ef 3, 17). El que me posee tiene en sí la causa de la resurrección;
luego el que cree en mí, vivirá, es decir, con vida espiritual, resucitando de
la muerte del pecado, y también con vida natural, resucitando de la muerte
de la pena.


2º) Porque él es la vida, conserva a los vivientes en la vida. Por eso
dice: Y todo aquél que vive y cree en mí, con la vida de justicia, de la cual
dice Habacuc: El justo en su fe vivirá (Hab II, 4), no morirá jamás, esto es,
con muerte eterna, sino que tendrá la vida eterna. La voluntad de mi Padre,
que me envió, es ésta: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga
vida eterna
(Jn 6, 40).

Esto no ha de entenderse en el sentido de que no morirá temporalmente
con muerte de la carne; sino que de tal modo morirá alguna vez, que,
habiendo resucitado, viva eternamente en el alma, hasta que resucite la carne
que después no morirá nunca. Por eso añade: y yo le resucitaré en el último
día
(Ibíd.).

(In Joan., XI)

CONTINUARÁ...
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